A través del proceso de ionización, se genera un arco voltaico —plasma— entre la punta del Plasmapen y la piel, que produce una quemadura controlada en la zona a tratar, creando un efecto de carbonización.
El calor emitido hace que la piel se contraiga, dando como resultado una piel más tersa. Además, se estimulan los fibroblastos, que aumentan la producción de colágeno y elastina, dando como resultado una piel tersa, iluminada y suave. ¡Y sin cicatrices!